Alguna vez se han preguntado ¿por que olemos? ¿ o para que sirve el olfato? La verdad, este es uno se los sentidos mas complejos e incomprendidos de nuestro cuerpo, debido a su alto nivel de subjetividad. Sin embargo, se sabe que este interviene en muchos de los procesos del sistema nervioso central que van desde las emociones hasta la selección de pareja.
No obstante, muy pocas veces nos damos cuenta de la importancia vital que juega la percepción de olores en nuestra vida, cayendo en graves errores y omisiones que pueden dañar nuestro organismo.
Con la evolución y su afán de desarrollo, el ser humano ha dejado atrás los instintos básicos de supervivencia, creyéndose día a día mas independiente de sus sentidos, en especial del olfato. No así los animales en quienes aun este sentido permanece vigente y alerta.
Antiguamente solíamos oler todo, comestible o no, hoy en día, este instinto primario se ha venido relegando solo al deleite de los perfumes y aromas, olvidando la principal función, preservar nuestra vida...
Digo esto por que cada vez es mas frecuente las intoxicaciones y envenenamientos involuntarios de personas a través de comidas y bebidas. Lo que me sorprende enormemente dado el hecho que la naturaleza en su gran sabiduría nos blindo con un sistema muy sofisticado de detección de toxinas para protegernos en esos casos.
No importa que tan modernos creemos ser, aun hoy, instintivamente olemos los alimentos antes de llevarlos a la boca. Que lo hacemos consiente o inconscientemente, es otra cosa...
Este simple gesto refleja un instinto ancestral con el que siempre hemos contado, que ha evolucionado, es cierto, pero nunca ha desaparecido.
La relevancia del olfato es tal, que es el único nervio del cuerpo expuesto al ambiente y ademas tiene conexión directa con el cerebro, lo que implica que la reacción ante la percepción de un olor determinado, es inmediata.
Como mecanismo de defensa ante sustancias dañinas para el cuerpo fue muy eficaz en tiempos antiguos, pero con la complejidad de olores y productos químicos que se promocionan hoy en día en el ambiente y la falta de practica, este sentido se ha ido marginando a un segundo plano.
Entre tanto, nuestra cultura ha contribuido enfocándose en lo visual y auditivo, por lo que es notable que este sentido aun mantenga su relevancia.
Es innegable lo rápido que racionamos ante olores como el amoniaco, arsénico, o simplemente una comida descompuesta, por hablar de olores conocidos tradicionalmente por la mayoría..
Es innegable lo rápido que racionamos ante olores como el amoniaco, arsénico, o simplemente una comida descompuesta, por hablar de olores conocidos tradicionalmente por la mayoría..
No es casualidad el efecto de rechazo que inmediatamente nos invade al percibir estos olores, es casi automático. Nuestro cerebro inmediatamente nos dice que no es saludable acercarse a tales y cuales sustancias y menos ingerirlas.
Este mecanismo de alerta aunque en algunos mas disminuido que otros aun esta allí y deberíamos hacerle caso, recuerden que cualquier sustancia que despide olores tan desagradables podría matarnos...