Nuestra vida esta marcada por muchas cosas, sentimientos, recuerdos, todo un cumulo de experiencias que van forjando nuestra historia, carácter, emociones y perspectiva. Todo envuelto en un velo de entorno social y cultural, aun así, sin importar el trasfondo social, cultural, económico siempre hablamos de la relevancia de los olores y sabores de nuestra infancia...
Muchas veces, he creído que el cerebro nos juega malas pasadas, magnificando algunos aromas y sabores logrando idealizarlos en nuestra memoria y hacernos pensar que eran únicos e irrepetibles, solo recuerdos de una época dorada, sin embargo, cada vez que uno de estos olores mágicos llega a mi, siento que viajo en el tiempo...
Y es que, nada nos traslada tan rápido a nuestras raíces, recuerdos y vivencias como un olor conocido, bien sea, la casa de la niñez, la sazón de la abuela o el olor de mi postre favorito, es caracteristico que el probar u oler esa formula exacta, podemos evocar recuerdos que hasta ese momento desconocíamos que estaban allí
La razón de esta poderosa conexión, es que tanto el gusto como el olfato están estrechamente relacionados y se procesan en una parte muy especifica del cerebro donde se codifican y además asocian con emociones.
Por lo general, asumimos que los sabores de los alimentos que consumimos dependen exclusivamente de nuestro paladar, pocas veces nos detenemos a analizar los complejos procesos que se dan en el cerebro para detectar, saborear y disfrutar de una comida, un postre o una sazón. Mucho menos, asociamos placeres del paladar con el olfato, ni sospechamos que estos sentidos están entrelazados...
Ignoramos que para distinguir los sabores, el cerebro necesita información proporcionada por el olfato y el gusto simultaneamente. Aun cando, estas sensaciones se transmiten al cerebro desde la nariz y la boca, realmente dependen del olfato mas que del gusto. El cerebro integran la información, permitiendo reconocer y apreciar los distintos sabores.
En tal sentido, es común escuchar a las personas con anosmia lamentarse de haber perdido el sentido del gusto y no poder disfrutar la comida, sin entender que su problema realmente es olfativo...
Sencillamente, como siempre decimos todo es Cuestión de Olores...!