lunes, 12 de junio de 2017

El olor de las enfermedades


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Desde el inicio he insistido en la relevancia del olfato para nuestra evolución  y vida cotidiana. 

No en vano es uno de los sentidos más desarrollado de nuestra especie.

Aunque a veces lo olvidamos,  este sentido ha sido utilizado en muchas prácticas médicas inclusive. 

Antiguamente, los doctores se ayudaban con él,  para diagnosticar algunas enfermedades de la época.

Por sorprendente que parezca,  el cuerpo nos manda señales de alerta temprana ante infecciones o agentes tóxicos,  como un grito de auxilio desesperado. 

Lamentablemente, esto suele pasar desapercibido, puesto que,  rara vez deparamos en nuestros propios cambios y olores.  

Aun cuando, se ha comprobado, que la gente enferma emite una clave química para advertir a los otros de un posible contagio, o para indicar que necesitan ayuda.

Los malos olores existen por alguna razón,  el cerebro cuenta con un sistema que ha evolucionado para hacer que nos alejemos de cosas que nos pueden enfermar. Desde comidas en mal estado hasta agentes tóxicos en el ambiente.

En nuestro metabolismo diario, se producen químicos que se evaporan en el aire. Todas estas sustancias generan olores que casi no percibimos por ser normales en nuestro organismo.

En este sentido,  células cancerosas,  tienen un metabolismo diferente que las normales, y por lo tanto emiten un patrón químico distinto, generando un patrón de olor diferente. 

En la mayoría de los casos, es demasiado sutil para el olfato humano,  sin embargo, algunas personas, así como,  ciertos animales puede captarlos.

Existen historias documentadas de personas que han podido percibir el olor del cáncer de su pareja y hasta en si mismos.

En algunos estudios, han  entrenado perros para identificar múltiples tipos de cáncer y diabetes. Recordemos que los humanos tienen cinco millones de receptores de olor, pero los perros cuentan con 300 millones.

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Los perros pueden detectar algunas enfermedades
Existen enfermedades con olores bien definidos, como por ejemplo se sabe que la fiebre amarilla huele a carnicería. La tifoidea a pan integral fresco.


Entre otros casos, piel con olor a pescado (trimetatomiluria), aliento con olor a orina (falla renal), olor frutas o afrutado (diabetes), son algunos de los padecimiento graves que podemos olor,  bien sea en nosotros mismos o en alguien cercano.

Así que, manténgase alerta a esos cambios en su cuerpo, recuerde que un diagnóstico temprano podría salvarle la vida.

Por esto y por mucho más le recordamos que la vida es “Cuestión de olores…”